Manuel Maestro Real
Un escritor nada convencional
CINCO POEMAS DE ALMOHADAS QUE GUARDAN SUEÑOS
ALMOHADAS QUE GUARDAN SUEÑOS
Cojo las noches vividas, tras largos sueños llenos de realidad, y con ellas creo un espacio que las permita guardar.
Acumulo miles de almohadas que, una vez agotada su capacidad tras llenarse de tantas vidas soñadas, quedan guardadas bajo mi cama y puedo con ello seleccionar en las noches de soledad aquella que yo quiera para repetir el sueño que más me llena.
Preparo una buena bolsa de cosas que añoro y espero, acomodado entre mis sábanas, a que mi almohada elegida descargue en mi mente el sueño seleccionado para poder disfrutarlo.
Avanza sin pausa la noche, obligándome a despertar pues he vivido tan deprisa que mi sueño ve su final.
Intento cambiar de almohada y poder continuar, pero a veces las mezcla el viento y cojo sin darme cuenta una con pesadillas en la que a mi lado no estás. Y no logro detenerme hasta el nuevo despertar, hasta la llegada del sol de la mañana, ese que me hace replantearme si deshacerme de mis almohadas y soñar con realidad.
LA VÍA DE LA VIDA
Circulo por la autopista de la vida donde el límite lo marca el amor y no puedes rebasar los mil besos por hora, pues corres el riesgo de que te denuncien y debas pagar miles de abrazos a gente sin alma que acecha en las sombras carentes de amor, ese que por aquí circula a diario, eternamente, ese que se alimenta de las miradas de los demás. Y eso provoca que esté siempre apostado, sin abandonar jamás por si algún amor se averiase y cayese ante sus fríos corazones pudiéndose marchar por fin a sus casas con el amor que les convirtió en almas errantes.
Parece ser que he sufrido una avería en esta noche, circulando despacio por la carencia de besos. Y veo tu silueta entre las sombras y me sorprendo al comprobar que, desde que te dije adiós, has aprendido a recoger los besos que algunas personas abandonan aquí a su paso para ser amadas sin lograrlo. Hoy regresarás a tu hogar entre mis brazos, pues el destino quiso que mi amor en esta vía se dañara para encontrarte de nuevo.
LAS SOMBRAS QUE ME PROTEGEN
Devuélveme el sueño, permite que te pueda olvidar, que deje de caminar solo con mi sombra como única compañía. Aleja tu recuerdo de mí.
Devuelve a mi vida los olores del amanecer y llévate para siempre el aroma perpetuo de tu piel con el que tengo que vivir, suelta mi mano en las noches que se cubren de recuerdos fríos sin vida y déjame despertar sonriéndole a mi soledad que tanto me calma.
Las cadenas del recuerdo viven carentes de luz y casi inexistentes. Las sombras cobran vida para abrazarme dándome el calor que la brisa del mar, una vez más, acabará por sacar de mi cuerpo como lo hizo tu adiós.
Se aproxima una tormenta de recuerdos y mi parasentimientos está roto, tirado en un rincón de mi casa, junto a aquella puerta que te vio marchar, aquella que se cerró para siempre. Y no logro traspasar sin que cojas mi mano, tendré que esperar al anochecer para que la tormenta no se fije en mí, camuflado entre las sombras que tanto me protegen de ti.
DAR COLOR A TUS DÍAS
Intento rellenar el color que falta a tus días con caricias de colores que no consigo encontrar en ninguna papelería. Busco otras pérdidas que queden atrapadas y encerradas en mi piel, pero están demasiado profundas bajo montañas de olvido imposibles de acceder.
Intento recuperar a través de mis recuerdos, aunque sean pequeños fragmentos de las que te di mientras dormías. Úsalas para explorar, da igual que sean lamentos mientras se puedan ajustar al tono de aquellos días que parecen tan lejanos, sabiendo que el tiempo sin prisas su trabajo realizó.
Intento poder completar besos a medio dar, quizás así consiga algún día usar mi corazón a modo paleta y pincel. Y, quizá, sentándome frente al mar, pueda por fin encontrar el color que cambie tus días y con ello rellenar los huecos que hay en tu vida.
NÓMADA
Camino entre las dunas de este desierto en el que se ha convertido mi ciudad sin alma, sin calor humano. El sol abrasivo no deja florecer ningún tipo de sentimientos y hace que los amores vividos acaben por secarse para siempre.
Soy rey sin trono de una tribu ya extinguida para siempre que perdió el eslabón central, permitiendo dividir la cadena de la vida en dos. Nómada entre estas dunas y extraño entre la gente, ando perdido intentando averiguar por qué rompí esta cadena de la que tan lejos se ha ido una parte de la otra. Fui yo, al dejarte marchar, quien dio lugar a secar los ríos de tus labios en los que solía calmar mi sed.
Me enfrento a emboscadas casi todas las noches, tu recuerdo da vida a las sombras que atacan sin piedad a mi soledad y mi única defensa es soñarte para vencer a este cruel destino que yo mismo sin retorno me labré.
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