AQUELLOS POEMAS FUGADOS

Es posible que tenga algo dentro de mí que me haga tachar mi mejor poema, desterrando su belleza para siempre, quedando sus frases confinadas en aquel stand donde envejece la historia de mi vida, tratando de escapar sobre un avión de papel que con trocitos de sus propias páginas durante todos estos años lograron construir. A su vez, será mi manera de hallar de nuevo el camino mientras aún tenga algo de tinta en mis venas para mi pasado escribir.

Es posible que mis manos hayan perdido su fuerza para poder pilotar dentro de una leyenda, logrando hacer despegar llenando de tinta los tanques de un avión de papel, cogiendo velocidad sobre todas las bellas frases que no me atreví a escribir.

Ya en el aire, mis poemas, surcando los pensamientos, comienzan a componer con todos aquellos trozos una vida en libertad donde lejos de aquel stand a la gente lograrán llegar.

 

BAJO TUS AGUAS

Pude quedar atrapado bajos las aguas que inundan los canales por los que dentro de tus abrazos suelo desplazarme hasta llegar a tu boca. Sumergido sin aire que respirar, avanzo muy despacio entre tus sentimientos esperando lograr alcanzar la superficie de los sueños más profundos donde pude haber dejado anclado el despertar. 

Pude haber naufragado en aquel único recuerdo que conservo en el océano de imágenes que, en plena tempestad, se agitan intentando llevarme una vez más al fondo de mi tintero. Y es justo ahí donde suelen nacer los escritos que hablan de tiempos donde mi vida navegaba a través de aquellos amaneceres, donde las primeras nieblas me ocultaban ante tus ojos y donde me atrevía a robarte parte de los besos con los que solía mantenerme a flote. 

 

 CATADOR DE BESOS

Me dedico a hacer catas de besos, probar y saborear los mejores labios que más puedan gustar. Aquellos que he de rechazar, besos que engañan, besos que enloquecen y los peores de todos… aquellos que tu boca da, fríos como el acero y ardientes como tu piel. 

Una boca bien etiquetada en una cara singular, un envase de cristal como jamás pude yo apreciar. Siempre en mi vida, sin poderte descartar, en una cola interminable donde nadie te sabrá besar. A aquel que mejor lo haga, su vida robarás. 

Me ves en la interminable fila, esperando que llegue mi turno, y no dejas de besar mirándome solo a mí. Yo te besé cuando solo eras un beso joven y casi llego a enloquecer. Ahora me quedo quieto, pensando en irme de aquí, pues has tomado cuerpo, aroma y sabor. Temo quedar preso y que ello arruine mi profesión. 

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SOLO SÉ AMAR UNA VEZ

Solo seguiré respirando cerca de ti mientras tu esencia, sin la que no lograré vivir, permanezca en el aire. 

Solo se dirigirán mis ojos a tu cuerpo, si logro seguir sintiendo el calor del mismo, pero me alejaré para siempre en la mañana que preceda al sueño en el que no logre coger con firmeza tu mano para acariciar mi alma con ella.

Solo seguiré enviando mis besos hacia tus labios mientras estos mantengan una guerra abierta en la que devores mis peores pesadillas, declarando tuyo el territorio que ocupas en mi corazón. 

Jamás seré civilizado si con ello no puedo poseerte, dominando todos tus sentimientos, para que solo obedezcan las caricias que tanto desean tu cuerpo de mis manos y mi boca. 

Solo finalizará esta encarnizada guerra cuando te rindas entre mis brazos sin luchar, esperando sea mi cuerpo el apresado entre los tuyos. 

Y, por supuesto, solo acabaré amando tu recuerdo aun sabiendo que con ello la paz no visitará mi vida, siendo tu mirada la que evitará la mía al decirme que sigues perdida sin querer hallar la salida por la que me abandonarás por fin. 

  

SUEÑOS SOBRE TU ALMOHADA

Fueron en su día almohadas ligeras como el viento, hoy pesadas como losas de hormigón cuando trato de acercar a mi cuerpo a aquella en la qué solías descansar. 

Almohadas que relataban lo que en tus sueños llegaste a amarme, noche tras noche, invadiendo mi mente para crear y fortalecer aquellos recuerdos que poco a poco enmudecieron para siempre con toneladas de olvido imposibles de mover. 

Ciegas palabras sin vida que llenan de oscuridad un sueño que dejaste tirado sobre mi cama, un sueño al que no puedo acceder, un sueño que permita entender por qué me costó tanto aprender a despertar rebosante de besos y abrazos a pesar de no tener nadie a quien podérselos dar. 

Almohadas que no me hablan, que han optado por sellar los labios que en tantos sueños he logrado yo besar.