Sin fe en el amor,

no existe fórmula alguna

para recuperar los besos caídos.

​

Su recuerdo me hace escribir

y, con ello, dejar de lamentar todo lo que perdí

por los rincones de mi vida,

en el interior de aquel laberinto

en el que solía ocultar mis sentimientos

para que nadie los pudiera robar.

​

Me dijiste "hasta mañana"

y no supe interpretar que mañana

es cada amanecer.

​

Mis manos quedan vacías

cuando el viento se lleva las cenizas,

y con ello los restos de un amor extinguido para siempre.

​

Me enfrento a mi soledad

como el ignorante que desconoce

que hay tras la puerta por la que te vi marchar.